Un video que circula en redes sociales desde la noche del martes ha generado gran revuelo en la ciudad de Salta. En las imágenes se observa un control de tránsito rutinario en el que el Obispo de Salta, Monseñor Mario Antonio Cargnello, es uno de los conductores detenidos.

Según se puede apreciar en el video, Cargnello no poseía la documentación correspondiente del vehículo al momento del control. Ante la pregunta del oficial de tránsito sobre si había consumido alcohol, el religioso responde: «Sí bebí, no voy a negarlo, no puedo mentirle». Sorprendentemente, la respuesta del inspector de tránsito es: «Está bien, vaya nomas».
Según las versiones que circulan, al ser sometido a la prueba de alcoholemia, Cargnello reconoció haber consumido alcohol, sin embargo, el personal de Tránsito Municipal no procedió a realizar el test correspondiente ni a tomar medidas sancionatorias.
Este hecho ha despertado la indignación de muchos ciudadanos, quienes cuestionan el trato diferencial recibido por el líder religioso y exigen que se aplique la ley de manera igualitaria para todos.
La Ley Nacional de Alcohol Cero, vigente en Argentina desde el año 2015, establece que no se permite conducir con ningún nivel de alcohol en sangre. Esta medida, implementada para reducir los accidentes de tránsito relacionados con el consumo de alcohol, ha sido elogiada por organizaciones de seguridad vial y ha contribuido a salvar vidas en todo el país.
El episodio involving Monseñor Cargnello ha generado un debate sobre la impunidad y la falta de equidad en la aplicación de la ley. Muchos se preguntan si el hecho de ser una figura pública le otorga al Obispo privilegios que no gozan los ciudadanos comunes.
Las autoridades municipales aún no han emitido ningún comunicado oficial sobre lo sucedido. Se espera que en las próximas horas se brinden explicaciones sobre el por qué no se aplicó el protocolo correspondiente en este caso.
Este caso pone en evidencia la necesidad de fortalecer las instituciones y garantizar que la ley se aplique de manera justa e imparcial para todos, sin importar la jerarquía o posición social. La sociedad salteña espera una respuesta clara y contundente por parte de las autoridades para que este tipo de hechos no se vuelvan a repetir.
Más allá de la responsabilidad individual de Monseñor Cargnello, este episodio deja al descubierto falencias en el sistema de control y la necesidad de una revisión profunda de las prácticas. La impunidad no puede ser tolerada, y la justicia debe actuar con firmeza para garantizar la igualdad y el cumplimiento de la ley para todos los ciudadanos.
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