En un contexto económico nacional marcado por la incertidumbre, la presión financiera se ha transformado en una de las principales causas de deterioro emocional entre los salteños. Así lo advierten especialistas en salud mental, que observan un aumento sostenido de consultas vinculadas al estrés, la ansiedad y la angustia generados por la inestabilidad económica.

La psicóloga Daniela Mena, explicó que el estrés financiero no se limita a la falta de dinero, sino que abarca una sensación constante de incertidumbre, miedo y frustración ante la imposibilidad de cumplir con responsabilidades económicas básicas. “Las personas llegan al consultorio agotadas, irritables, muchas veces sintiéndose fracasadas por no poder sostener su economía. Hay un sufrimiento emocional profundo que muchas veces se invisibiliza”, advirtió.
La situación se agrava en un escenario de creciente desigualdad social y pérdida del poder adquisitivo. Según detalló Mena, este tipo de estrés suele expresarse en el cuerpo mediante síntomas físicos como contracturas, insomnio o afecciones gástricas, además de generar un impacto negativo en las relaciones familiares y laborales.
“El estrés financiero no distingue edades ni sectores. Afecta tanto a adultos responsables de un hogar como a jóvenes que no logran insertarse laboralmente. Incluso niños y adolescentes comienzan a absorber ese clima de preocupación familiar”, señaló.
Desde el ámbito de la salud mental se insiste en la necesidad de visibilizar este fenómeno, promover espacios de contención y adoptar estrategias colectivas que ayuden a aliviar la carga emocional que conlleva vivir bajo presión económica constante.
Mientras tanto, profesionales y organizaciones sociales siguen alertando sobre las consecuencias de una crisis que no sólo vacía bolsillos, sino que también pone en jaque la salud emocional de miles de personas
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